Los murales que pintó en Arantzazu Néstor Basterretxea hace 25 años han cobrado nueva vida gracias a la remodelación de la Cripta que, finalmente, se ha reconciliado con las pinturas.
Néstor basterretxea aprovechó ayer, día en el que se reinauguró la cripta de Arantzazu que decorara hace 25 años, para subrayar «la insistencia de la Iglesia en pedir a los artistas que testimonien figurativamente lo que es puramente metafísico». Él lo intentó, por encima de obstáculos censores, y el resultado sigue impactando en la cripta que se reabrió en el I Arantzazu Eguna.
El artista recordó que el plantel de artistas que trabajó en las obras de la Basílica «se adelantó en el tiempo. Ese fue nuestro mérito y nuestro sacrificio porque no recibimos el entendimiento inmediato». Néstor Basterretxea no tuvo reparos en admitir que los murales que creó hace 25 años «eran mucho mejores que los que me borraron en 1955. No hay mal que por bien no venga -comentó-.
Cuando dibujé los primeros murales, venía del exilio argentino y estaba muy influenciado por el figurativismo expresionista, que estaba ya superado. Cuando desaparecieron los bocetos tuve que reinventarlos. Yo proteste cuando tuve que hacerlo, y ahora no se me caen los anillos al decir que me hicieron un favor artísticamente hablando. Sufrí mucho con aquello y con todo lo que ocurrió después, pero ahora, volviendo la vista atrás, y tras ver lo bonita que ha quedado la Cripta con la nueva iluminación y la reordenación de espacios, estoy feliz».
El acto de reinauguración le pareció precioso. «La verdad es que me he emocionado -confesaba- porque después de tanto lío con los frailes y de tantas desavenencias, hoy culminó mi obra y, además, la gente la ve con otros ojos, ya no se escandaliza y trata de entenderla».
Fuente: Diario Vasco
lunes, 9 de noviembre de 2009
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