viernes, 27 de mayo de 2011

Leonora Carrington, la última surrealista.

La pintora, escultora, grabadora, escritora, dramaturga y escenógrafa mexicana de origen inglés Leonora Carrington falleció ayer en México a los 94 años de edad tras una larga y novelesca vida de rebeldía y pasiones, que la llevó a huir del fascismo europeo y encontrar en el país azteca un nuevo hogar. Algunos la comparan con Frida Khalo.

Hija de un empresario británico y una madre de origen irlandés, Carrington escapó de la tutela de ambos siendo joven, interesada en una vida artística que cultivaría en la Chelsea School of Arts y la Academia Ozenfant de Londres. La joven pasó por varias escuelas regentadas por religiosas, pero no encajó en ninguna por su espíritu inconformista. En la capital inglesa conoció al pintor surrealista Max Ernst (1891-1976), de quien sería compañera varios años. Con él viajaría a París, donde congenió con artistas del movimiento surrealista como Salvador Dalí, Marcel Duchamp, André Breton y Picasso. Carrington participó en una exposición con otras figuras del movimiento en 1938, que se presentó en Amsterdam y París, pero poco después su vida entró en una etapa muy difícil cuando los nazis invadieron Francia y Ernst fue llevado a un campo de concentración.


En 1940 Carrington llegó a la España franquista, donde sufrió una crisis nerviosa y, por orden de su familia, fue ingresada en un manicomio en Santander. Allí pasaría por una auténtica pesadilla, fuertemente sedada y vigilada por enfermeras, pero finalmente logró escapar y llegar a Lisboa. Allí conoció al poeta y diplomático mexicano Renato Leduc, con quien se casó y quien la ayudaría a huir a Nueva York, ciudad en la que se reencontraría con su ex amante Ernst y con la mecenas Peggy Guggenheim. En 1942, con Leduc, llegó a México, aunque se separaría de él un año más tarde. Coincidiría pero no frecuentaría a Diego Rivera, de quien apreciaba su humor, y a Frida Kahlo. Allí se reencontró con la exiliada Remedios Varo (1908-1963), su amiga española de los tiempos de París. Con Varo compartió proyectos y angustias, y entró en contacto con un círculo de artistas como Alice Rahon y Wolfgang Paalen.

El estilo de ambas refleja ámbitos oníricos y mágicos que, en el caso de Carrington, quedan plasmados en una de sus obras clave, El mundo mágico de los mayas, que se encuentra en el Museo de Antropología de la capital mexicana. La giganta, Quería ser pájaro, Laberinto, El despertar, Y entonces vi a la hija del Minotauro así como El juglar son otras obras célebres, donde los mitos celtas y los mundos mágicos de México, con su variedad de culturas indígenas, están presentes.


En México frecuentó también a Luis Buñuel, se casó con el fotógrafo judío y húngaro Emericz Chiki Weisz y tuvo a sus hijos Gabriel y Pablo, a los que estaba muy unida. Toda su vida defendería la causa de la mujer y las de los judíos. Para Octavio Paz, era "un personaje delirante, maravilloso". Elena Poniatowska, autora de una novela inspirada en su vida, Leonora (Seix Barral, Premio Biblioteca Breve), la consideraba una figura "tan grande" como Frida Kahlo.

Fuentes: Europasur.es, Wikipedia, Gara.

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