viernes, 28 de noviembre de 2014

Selva de Irati

Fin de semana en La Selva de Irati, lugar mágico que me inspira para ilustrar cuentos infantiles.


Sábado 8 de Noviembre


Desde la zona de Orbaitzeta, comenzamos excursión fácil de 12 km., comimos en ruta, en plena naturaleza, para continuar después de comer con otra ruta, de dificultad media, de 7 km. aprox.
Nos adentramos en bosques coloridos, hojas verdes, amarillas, naranjas y rojas, parecían árboles en llamas, troncos grises embutidos en abrigos de musgo verde. Como si paseáramos dentro de un cuadro recién pintado que aún no se ha secado.


Los días anteriores había llovido y los montones de hojas estaban húmedos y resbaladizos.

Hacía frío, a veces 8 grados, pero caminando a buen ritmo no se notaba.

Al finalizar la etapa seguíamos con la boca abierta pensando en los colores y sensaciones que habíamos disfrutado por la mañana. A la noche, tertulia en Otsagabia, cena para reponer fuerzas y pronto a descansar.
Imprescindibles los tapones para los oídos para pernoctar en albergue. Suele haber “jabalíes” cerca.





Domingo 9 de Noviembre

Desde la zona de Otsagabia, por la mañana ruta media-alta de 12 km., no recomendable para gente con vértigo, y en época de lluvias o con los arroyos crecidos, habrá que mojarse las botas para realizarla. Hay algún paso en el que hay cadena en las rocas para poder sujetarnos y sortear el obstáculo. Estamos en las entrañas de la Selva de Irati.


El paisaje era espectacular. Continuas subidas y bajadas de monte tapizado de hojas siguiendo los cauces de los arroyos. Hileras de árboles enormes que parecen desafiar a la gravedad creciendo en pendientes inclinadas. Troncos caídos que obstaculizan el paso como si fuera una peli de Indiana Jones.


Caminamos en silencio, disfrutando… hasta que algún compañero nos suelta una sarta de chistes malos y nos devuelve a la realidad ;-)


La parte final de la excursión, muy emocionante. Suelo resbaladizo, barro, hojarasca y patinazos. Unos buenos sustos pero afortunadamente no se cayó nadie.





El domingo tocaba comida de mantel, rico menú para entrar en calor. A la tarde ya de regreso, una rutita corta de 7 km., fácil para hacer la digestión, e intercambio de experiencias. Visitamos la Foz de Lumbier, pero se nos hizo de noche enseguida y ya había que volver para Bilbo.


Entre los dos días habremos recorrido unos 38 km en el corazón del bosque. Espero volver pronto, Selva de Irati.


1 comentario :

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Es una zona que tengo pendiente de visita, la selva de Irati. Algún día caerá seguro, y más después de ver tu entrada. Precioso el otoño.